miércoles, 7 de febrero de 2018

Aquí y allá | Encuentros | RPE


Rafael: aquel mediodía portugués en Troia ya estaba sentado cuando ocupaste la última silla de la mesa del costado. Y bebía el vino de una cooperativa del norte que parecía pisado en un lagar de la época de Livermoore. El de tu mesa, elegido por un entendedor que jugaba en campo contrario, era común. Al poco me preguntaste mi nombre y, agradecido, te serví una copa de la ambrosía. Mientras el tiempo se detenía para ti tras ese sorbo, el mío se estancaba escuchándote elogiarlo. Hicimos un gesto y juntamos las mesas que el vino y las palabras habían unido.